martes, 6 de octubre de 2009


Se asustó porque nunca se vio tan capaz como entonces. Tenía desde por la mañana un agujero negro en la boca del estómago que no hacía más que crecer. Allí sólo se escuchaban gritos sordos de la soledad más arraigada, esa que se siente al estar rodeado de rostros que pasan de largo sin mirarte. Comer, dormir, reirse un poco y sentirse necesitado. Creo que esas son las necesidades básicas de las personas. Porque si no sentimos que alguien nos necesita, la fuerza y las ganas se nos van, y aparece esa temible sensación de no saber qué pintamos ahí... ¿y si estorbo? ¿Y si un día me voy lejos de aquí, no aparezco más, y nadie se da cuenta...?

1 comentario:

Marta dijo...

que potito si señó



pa que luego digas que no te firmamos

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