domingo, 24 de enero de 2010

Duro-blando

DALÍ.- Ya desde mi más tierna infancia llegué a la conclusión de que Dios se equivocó al construir al hombre y lo hizo al revés: blando por fuera y duro por dentro. Por eso Daaalí ha sentido siempre pasión por los mariscos... porque son lo más directamente opuesto a nosotros: duros por fuera en virtud de su armadura, y blandos y exquisitos por dentro. De esta forma, ¡Gala!, hubiera vivido eternamente, petrificada como un crustáceo, sin que la putrefacción destruyera su bellísima corteza. Hoy sería su propia escultura funeraria, y ¡Dalí!, necrófilo como Juana la Loca, pasearía su cuerpo en exposición antológica.

Daaalí, cuadro 25
(Albert Boadella)

Gala murió el 10 de junio de 1982. Tras la muerte de Gala, Dalí perdió su entusiasmo por vivir. Deliberadamente, se deshidrató seriamente -supuestamente como consecuencia de un intento de suicidio-, aunque justificó su acción como un método de entrar en un estado de animación suspendida, del mismo modo en que algunas bacterias pueden hacer. Se mudó de Figueras al castillo de Púbol, que había comprado para Gala, y donde ella había fallecido. En 1984, un incendio de causas desconocidas se declaró en su dormitorio. De nuevo se sospechó de un intento de suicidio, aunque quizás se debiese a negligencia del personal doméstico. De todos modos, Dalí fue rescatado y regresó a su domicilio en Figueras, donde un grupo de artistas, mecenas y colegas artistas se encargaron de su bienestar hasta sus últimos años. (Wikipedia)

(De bellísima corteza nada, que la mujer era un mal bicho)

3 comentarios:

Marta dijo...

que cambio tan cabaretero a tu blog



Dalí simplemente sensacional, fantástico, excéntrico y en el fondo tan persona.

Rafa dijo...

Me leí Daaalí con el Spotify al lado. Fue una extraña sesión de teatro virtual -extraña, pero agradable-.
Bonito cambio de diseño, por cierto.

Velero dijo...

Mucho se ha hablado de Gala; mujer que gustaba de los hombres del Surrealismo, cazadora de talentos y oportunista para otros. Lo cierto es que, si ya de por sí los sentimientos muchas veces son de difícil traducción a las palabras, la corteza daliniana de excentricismo y fetiches varios procuran hacerlo una tarea aún más complicada.

De lo que no hay duda es de la genialidad del maestro de Figueras.

No sabía que andaras por aquí, Irene.

Gracias por los folios de colores.

Un saludo.

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