viernes, 19 de febrero de 2010

Elemento


El agua crea vida y la destruye según su naturaleza. Es mansa y apacible cuando está estancada. Relajante si discurre suavemente por un canal liso. Es violenta, pero aún agradable, cuando se precipita por un desnivel de tierra. Es destructiva cuando está fuera de control. Nos entretiene y alivia en verano, nos jode la vida en invierno, cuando no para de llover y nos obliga a permanecer en casa sin salir. Alegra al campesino que la ve caer sobre su cosecha tras meses de sequía, y aterroriza a los ciudadanos que contemplan año tras año como el torrente entra en sus calles y destroza sus casas, acaba con todo lo que un día tuvieron e incluso mata a sus vecinos. Te da de beber, pero también te ahoga si te descuidas. Es poderosa sin lugar a dudas, pero en distintos grados según a quien se enfrente. Apagará el fuego si este no tiene la suficiente fuerza, y protegerá a sus hijos del viento si los oculta muy en su fondo. La electricidad se desplazará por donde ella quiera, y la tierra no dará sus frutos si se niega a colaborar.

Yo soy un poco como el agua, me reinvento en mi idiosincrasia según la situación. Puedo presentarme como bendición o castigo, todo depende de cómo me pilles… si estancada o en plena catarata. También seré cambiante según con quién trate. El que intente abrasarme acabará en simple humo muy pronto. Saltarán chispas si pretenden controlar mi alma de cambio. Me rendiré sin embargo ante fuegos demasiado altos y tempestades que atenten contra mi equilibrio. Y así soy. Yo también puedo matar o dar la vida, resultar necesaria o un exceso, depende de a dónde llegue el cauce de mi río…


(Sí, muy zen todo.)

4 comentarios:

Secilla! dijo...

Be güater mai friend.

Marta dijo...

momento zennnnnnn


uhhhhhhhh

Velero dijo...

Be water, my friend.

Pablo Herrera dijo...

Se nota que lleva siglos lloviendo.

El agua es la verdadera esencia de la vida, es lógico que seamos como agua.

Me encanta como escribes :)

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