sábado, 25 de diciembre de 2010

24.12.2010, 1:45 h.

No suelo escuchar la radio por la noche. De hecho, ahora que lo pienso, las pocas veces que recuerdo haberla escuchado coinciden con distintas nochebuenas, en el coche, de vuelta a casa. Me pregunto cuál será el perfil de la persona que, en una fecha así, permanece pegada al transmisor, escuchando la voz de un completo desconocido que, presumiblemente, tampoco ha tenido ocasión de celebrarlo como se merece -como dicen que se merece.

La primera llamada es de una señora. Por su voz, parece mayor. Pero en realidad ronda los 40 años. La interesada en hablar por la radio no era ella, sino su sobrina Ana. Ana ha tenido que salir corriendo al hospital porque su padre está delicado de salud. Mientras tanto, y para no dejar colgada a la presentadora, su tía atiende la llamada. Cuenta que, cada Nochebuena, se pone una media en la cabeza para darle los regalos a los más pequeños. Ni Papá Noel, ni Reyes, ni leches. En su casa tienen su propia tradición, que es esa. Antes de despedirse manda un saludo a su pueblo. Y espera que el padre de Ana mejore, y si no, que sea lo que dios quiera, porque este tipo de cosas pasa, por mucho que sea Navidad.

La segunda llamada es también de una mujer. Por su voz, parece joven. Pero resulta ser una argentina de 70 años, casada con un gallego que se llama Bienvenido. Es el cumpleaños de Bienvenido, y lo están celebrando los dos solos en casa. Me he bajado del coche y me he perdido el resto de la historia. Así que me toca suponer, y supongo que no les queda familia, ni tienen nietos a los que hacer regalos, y sólo se tienen el uno al otro, pero bueno, son felices.


Será que es irónico llegar a casa un 24 de diciembre con el estómago vacío, y que las preguntas que me sabía en el Trivial les han tocado todas al otro equipo.
O que están siendo muchas medicinas para ser sólo Nochebuena. ¿Eso es vivir peligrosamente?
O simplemente, que la Navidad es eso. La misma mierda de todo el año, pero adornada con luces y lazos brillantes.
Me quito los pendientes de ámbar sin mirarme al espejo. Yo también soy la del resto del año, sólo que llevo unos pendientes preciosos que nunca antes me había puesto, y que me harían más guapa si no tuviera la cara así de hinchada.

En fin, lo que sea. Felices fiestas.

8 comentarios:

Ramón Mejía dijo...

Te apoyo, eso es navidad!!
:)
elices fiestas también a ti!
Abrazos!!

Nisa dijo...

es la misma mielda...

mejórate china¡ :)

marta pug dijo...

es como un deja vu anual XD

te vas a quedar como naomi campbell miralo por el lado "bueno".

que bonita es la navidad si señor¬¬

Bubo dijo...

De todo hay y si no sabes sacarle el lado bueno quizá da igual que sea Navidad, el día de los inocentes o el cumpleaños del gato del vecino. Y creo que hay días en que se merece hacer un esfuerzo por agradar, aunque sea ponerse unos pendientes de ámbar que antes nunca habían salido a la calle.

Ricardo Miñana dijo...

En estas fiestas tan entrañables, con mis mejores deseos de ilusión, paz y felicidad.

¡¡FELIZ NAVIDAD!!

Un abrazo

ოᕱᏒᎥꂅ dijo...

para mí la navidad es otro día más, solo que con luces como tu dices.... ah! ponte los pendientes todos los días, ve wapa siempre no solo en navidad xq todos los días merecen la pena... besitos navideños!

Rafa dijo...

Yo a toda la parafernalia navideña desde hace poco le he cogido algo de tirria porque la asocio con las pelis de Tim Allen. Aun al pensar en ellas siento escalofríos por la espalda...
Felices fiestas

Miguel Cobo dijo...

A algunos la Navi(e)dad nos proporciona una buena cosecha de felici(e)dades.

Hasta ahora su excepcionalidad radicaba en que disfrutaba, como los demás, de las vacaciones; ellas sí, siempre motivo democrático de felicidad.

Así que, Irene, ¡Felices vacaciones!

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