Aquella estación había debido de albergar muchos besos como aquel, besos enloquecidos y apasionados; también besos de otra clase: los besos fingidos de esposos que llevan 20 años casados, los besos furtivos de las relaciones clandestinas, y, luego, los más numerosos, cuyos fantasmas flotaban a nuestro alrededor, los besos frustrados. ¿Quién no ha quedado paralizado por la vacilación, por el miedo al ridículo o al rechazo, por el miedo a saber, el miedo a secas, dejando pasar el instante y, con él, a aquel o aquella a quien amaba sin haberse atrevido a confesarlo, de modo que veinte años después se repasan todavía los gestos que no se hicieron, las palabras que no se dijeron?
Minh Tran Huy
3 comentarios:
por los besos que no se dieron y los que quedan por dar XD
definitivamente es mejor arriesgar q preguntarse q hubiera pasado....
ya quea menos¡¡¡¡¡
BUH¡
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